The Front Page (Primera Plana)
- Pablo Iglesias
- 13 dic 2019
- 14 Min. de lectura
Actualizado: 14 ene 2020

Título original: The Front Page
Año: 1974
Duración: 105 min
País: Estados Unidos
Dirección: Billy Wilder
Guion: Billy Wilder, I.A.L. Diamond
Música: Billy May
Fotografía: Jordan Cronenweth
Reparto: Jack Lemmon, Walter Matthau, Susan Sarandon, Vincent Gardenia, David Wayne, Austin Pendleton, Charles Durning, Martin Gabel, Harold Gould, Cliff Osmond, Dick O'Neill, Jon Korkes, Paul Benedict, Doro Merande, Noam Pitlik, Joshua Shelley, Barbara Davis, Leonard Bremen, Carol Burnett
Productora: Universal Pictures

Género: Comedia (negra) | Sátira. Periodismo. Años 20. Remake de Luna Nueva de Howard Hawks
Presupuesto: 4 millones USD
Recaudación: 15 millones USD
Sinopsis: Chicago, 1929. Earl Williams, convicto del asesinato de un policía, espera en la cárcel el momento de su ejecución. Mientras tanto, en la sala de prensa del Tribunal Supremo, un grupo de periodistas se encuentra cubriendo todas las novedades para sus respectivos diarios. Hildy Johnson, el cronista de sucesos del Chicago Examiner, que tendría que cubrir la información, está a punto de contraer matrimonio y abandonar su trabajo; pero Walter Burns, el maquiavélico director del periódico, empeñado en retener a su periodista estrella que tanto éxito le ha reportado, tratará de impedir su boda por todos los medios, pues quiere asegurarse que su periódico siga siendo el número uno entre el público. (Sinopsis propia a partir de la de filmaffinity).
Vía filmaffinity
Primera Plana es la tercera de cuatro adaptaciones cinematográficas de la célebre comedia teatral homónima de Ben Hecht y Charles MacArthur. Su director, Billy Wilder, quien siempre había mostrado rechazo hacia los remakes, se interesó en esta historia porque tocaba temas muy cercanos a él, como lo son el periodismo, la crítica al sensacionalismo y la prensa amarilla, o la sátira a los profesionales sin escrúpulos, tanto dentro de la profesión periodística como fuera; ya que él de joven ejerció este oficio.
(Reflexión elaborada a partir de la entrada del blog PlayitAgainDan).
En un principio, la recepción crítica de la cinta fue negativa (sobre todo la del público), pues la consideraban una simple versión más de la historia teatral (esto llevó a Wilder a alejarse del cine por un tiempo). Sin embargo, pronto demostró su valía y la de todos los que participaron en ella, llegando a ganar el premio David di Donatello (1974) a mejor director y actores extranjeros (Lemmon y Matthau), o recibiendo 3 nominaciones en los Globos de Oro (1974) por mejor película de comedia/musical y mejor actor (Lemmon Y Matthau).
La película, mantiene en muchos aspectos intacto el guion de su contraparte dramática, como declaraba Wilder: “This is (…) one of the best constructed comedies ever written. (...). We are making no, changes lightly. Every morning when we come on the set we say Hecht and MacArthur would have been proud of us” (Wilder, 1974, RogerElbert.com-Repositorio de entrevistas de Robert Elbert).
Tal era el respeto por el material original, que el coguionista I.A.L. Diamond aseguraba que se habían esforzado por dejar claro que los hechos ocurrían en chicago: "People never notice it, but in the first two film versions (...) the city was never ever named. In this version, we're restoring the original references to the Sheriff of Cook County, the Mayor of Chicago, the newspapers...” (Diamond, 1974, RogerElbert.com-Repositorio de entrevistas de Robert Elbert).

No obstante, sí que introdujeron ciertos cambios superficiales, así como eliminaron o agregaron algunos personajes menores (como el periodista joven, que únicamente sirve para escenificar el desprecio de los periodistas más viejos hacia los nuevos que se formaban en universidad). Sin embargo, cuando le preguntan sobre la época histórica en la que está ambientado el film, el escritor asegura que aún se enmarca en la década de los 20s, pues el periodismo ya no es como lo era antes, y eso es justo la clave de la comedia, lo que le permite elaborar las ingeniosas líneas que recorren todo el guion; como la desternillante frase de Burns "el lema del Examiner es: 'La verdad y nada más que la verdad'", cuando él es el que más manipula la información.
(Reflexión propia a partir de lo extraído de RogerElbert.com).
En definitiva, es una fiel y divertida reinterpretación, que le mereció una nominación a mejor guion adaptado de comedia en los premios del Sindicato de Guionistas (WGA) en 1974.
Pese a todo, parte de la crítica saca a relucir determinados aspectos negativos del guion, como un abuso del lenguaje malsonante o la frivolidad para hacer humor (que la alejan de estar dirigida a un público más familiar). No obstante, yo disiento en esto, pues opino que en ningún momento te resultan cargantes las blasfemias y que es, precisamente en esa forma de tratar los temas serios como simples hechos fútiles, donde reside la parte más cómica del film.
Vía filmaffinity
Como ya hemos visto, los hechos relatados en Primera plana ocurren en apenas un día, más concretamente la tarde/noche del 6 al 7 de junio de 1929, meses antes del famoso Crack del 29 que sumió a EEUU en una grave crisis económico-social (que ya se empieza a dejar ver, por las intenciones de Hildy de encontrar un trabajo estable y con buen sueldo), tiempo después de la matanza de San Valentín (a la que hacen referencia, para contextualizar los sucesos y como guiño a otra película del director, Con faldas y a lo loco de 1959) y dentro del periodo de entreguerras, con la influencia de la revolución rusa muy presente (ya que a Earl Williams se le acusa de bolchevique), además del nacionalismo intolerante y el conservadurismo político-social que se instauró en este país norteamericano como respuesta al mencionado movimiento insurreccioncita ruso, y que es criticado a través de los personajes del sheriff y el alcalde, que ansían mantenerlo a toda costa (incluso con la ejecución del joven comunista).
Por si fueran poco todas las referencias temporales que se dan a lo largo de la película, Billy Wilder quiere dejar claro el momento histórico desde la mismísima secuencia de apertura, en la que, al ritmo de una música festiva y vibrante (muy típica de las comedias de este director y que ya encamina el tono del largometraje), se presenta una antológica sucesión de imágenes de la imprenta del Examiner (a la vez que salen los créditos), como las bobinas de papel, los moldes de letras, los operarios... que nos transporta inmediatamente a una atmósfera periodística característica de esa década de los 20s.
(Reflexión sacada de la revista de cine Encadenados)
Continuando con la música, esta realmente escasea en la BSO, pero está muy bien elegida. Del tipo extradiegético solo encontramos, aparte de Opening Montage (la ya mencionada pieza de la secuencia inicial), la música de cabaret de los créditos finales (de nuevo, esta, junto con las breves líneas que nos cuentan el irónico futuro de los personajes, invitan a la risa). Tras esto, todos los tracks pasan a ser diegéticos, con una función expresiva que complementa la narración. Escuchamos Wedding bells Are breaking up that old gong of mine, canción romántica que canta Hildy para exteriorizar lo enamorado que está, Button up your overcoat, que Peggy interpreta en el teatro (para mostrar visualmente la profesión a la que habían dicho que se dedicaba), Congratulate me, que cantan los periodistas para evocar el ambiente jovial de la despedida de Johnson, y Swing low sweet chariot, que es entonada por un reo cuando a Earl lo vuelven a encerrar, a modo de símbolo, ya que esta canción se asocia con la lucha por los derechos civiles, que Williams defendía.
Cine entre bambalinas
La dirección de Billy Wilder es muy teatral, pero también demasiado tranquila (efecto que él buscaba, pues entendía que beneficiaba a la cinta). De esta forma, en los diálogos entre personajes nunca se pisan unos a otros, sino que dejan que cada quien hable con claridad y luego ya intervenga el siguiente, al igual que pasaría en una obra de teatro.
Los tres periodistas hablan, uno detrás del otro.
No obstante, esto resulta en cierto modo contraproducente para la película, ya que, como lo hacía la obra original, esta exige una comedia mucho más descontrolada, en la que, por ejemplo, las discusiones entre los periodistas fuesen más feroces, rozaran el grito y se superpusiesen las palabras de cada uno. Sin embargo, Wilder optó por aumentar el número de palabras mal sonantes y por una desafortunada restricción de la exageración, tanto a nivel actoral como fílmico, que da como resultado un largometraje más plano y “descafeinado”.
Además, fruto de esa combinación de elementos dramáticos con los propios del cine, surge la característica escenografía de este film, en la que el director establece un espacio principal, la sala de prensa (aunque aparecen numerosos espacios secundarios para dar más dinamismo visual (ya que, al fin y al cabo, es una película), como la redacción del Examiner, los calabozos, el teatro donde trabaja Peggy...), donde ocurre la mayor parte de la acción y los diversos personajes van entrando y saliendo de ella como si de un escenario se tratase. Asimismo, las estancias son amplias y diáfanas, para permitir a los actores moverse con libertad por ellas, y no causar el agobio visual del que huye el director (y que beneficiaría, según lo comentado antes, a la comedia, dada su naturaleza alocada y desbordante).

Si bien estos recursos son de una concepción muy dramática, aún lo es más la percepción temporal y el ritmo. Todo ocurre en apenas una jornada, planteándose numerosos sucesos, que son contados en apenas 100 minutos. Esto, que en un principio da la sensación (intencionada) de frenetismo y locura que Wilder busca en sus comedias (y que esta demanda más que ninguna otra), produce en realidad un ritmo sostenido que, sin sentirse en él parones, se toma la narración con calma. A esto, ayuda un montaje con escenas, en su mayoría, algo más largas de lo acostumbrado (para reforzar la sensación de pieza dramática), con cortes sutiles y limpios cuya finalidad es meramente de unión, alejándose de intenciones más expresivas. Además, esa suavidad sigue presente en una filmación en casi todo momento estable (incluso en secuencias de más acción), con movimientos fluidos, tranquilos y sencillos que funcionan mayoritariamente como elementos de seguimiento de los personajes, para dirigir la mirada del espectador y conseguir precisamente ese efecto de "público observando la obra de teatro". También, cabe mencionar la predominancia de planos conjuntos y más bien abiertos (sobre todo en la sala de prensa) que recuerdan, una vez más, a esa estética teatral (símil de cuando están todos los actores en el escenario). Sea como sea, todo esto vuelve a ser un intento del director por contener el desenfreno de la narración mediante una apariencia visual demasiado cuidada.

Me gustaría señalar también, cómo Wilder aprovecha la secuencia de la persecución policiaca para hacer un homenaje al cine mudo.
Persecución policiaca a Earl Williams. Recuerda a la estética del cine mudo.
Por último, si nos fijamos en el apartado fotográfico, veremos que se utiliza mayoritariamente una iluminación suave y luminosa (incluso pasando la mayor parte de la película de noche), con una temperatura de color baja que proporciona luz cálida; todo con la intención de mostrar al espectador una imagen simpática y agradable que invite a la risa.
(Reflexión propia elaborada a partir de la información de RogerBert.com y el blog PlayItAgainDan).
¿Jack Lemmon, quieres casarte conmigo?
Los actores, por lo general, realizan una buena interpretación, otorgan a sus personajes una gran credibilidad y todos tienen sus momentos graciosos. Entre el magnífico reparto, encontramos a una principiante Susan Sarandon (es su segunda película) que, a pesar de su breve papel, se mantiene sobresaliente en todo momento, con una actuación más emotiva que el resto, pues su papel funciona como contraparte sentimental. Sin embargo, es el tándem Lemmon-Matthau el que pone el broche de oro. Esta es la primera vez que ambos actores trabajan juntos y la impresionante química que demostraron los llevó a participar como pareja cómica en muchas más películas. En Primera Plana, la actuación de Walter Matthau es histriónica y en ocasiones algo caricaturesca, lo cual, lejos de desentonar, le viene al pelo a su personaje antiético y obsesionado por llevar a su periódico a ser el número uno. Por su parte, Jack Lemmon interpreta a un Hildy Johnson más contenido y serio, aunque no por ello menos intensa es su actuación, ya que como declaraba el propio J. Lemmon el guion es de disparo rápido:

De esta manera, se establece la divertida dinámica contrapuntística del “loco” y el “cuerdo” que se ve arrastrado por el primero, generándose así, entre ambos protagonistas, unos duelos cómicos que solo dos grandes profesionales como Walter y Jack podrían conseguir.
(Reflexión propia extraída de los sitios web NoSoloCine.net y RogerEbert.com)
Hildy Johnson (J. Lemmon) y Peggy Grant (S. Sarandon) discutiendo. La velocidad del discurso de Lemmon es arrolladora.
No obstante, no todo es fantástico en el terreno actoral del film. Mollie Malloy, la prostituta novia del reo a la que encarna Carol Burnett, representa la peor interpretación de la cinta y su mayor defecto. El problema, viene ya del propio guion y dirección de Wilder, quien dio el único personaje dramático a una actriz caracterizada por su comedia exuberante. De esta forma, Carol se siente incómoda en su papel, y brinda una actuación demasiado cansina y molesta que, en lugar de transmitir la imagen de una ramera sensible y sensata, que llora por su amado y se enfrenta a los periodistas para hacerles ver lo crueles que son (así es como la había imaginado el director), nos muestra a una mujer histérica, ruidosa y desagradable hasta el punto de que cuando desaparece de la película supone un alivio para el espectador. Como dato curioso, la intérprete estaba tan avergonzada de su intervención en este film que, durante un viaje de avión donde lo emitieron, se disculpó al final por su trabajo.
(Reflexión propia extraída del sitio web PayItAgainDan).

De cualquier modo, la actuación es de lo más alabado por la crítica, que en ocasiones, cuando califica negativamente otros aspectos, no deja escapar la oportunidad para ensalzar la labor de los actores en este film:
Vía filmaffinity
Una mirada al pasado desde el presente
Primera plana, se enfoca sobre todo en la crítica tanto al periodismo como a la política de los años 20 y a la falta de ética que había entre quienes trabajaban en esos sectores (pensándolo bien, son temas que aún siguen muy vigentes hoy en día, y es por eso que el largometraje funciona tan bien a pesar de los años). Por esta razón, no se observa, de forma tan directa como se podría en otras películas, un contenido relacionado con las teorías de la comunicación. Sin embargo, si nos fijamos bien, seremos capaces de distinguir la presencia de dos de estas teorías de forma más clara, así como ciertos rasgos mencionados en otras.
La primera, y la que más arraigada está en la historia a mi parecer (por pertenecer a la mentalidad de Walter Burns y hacer que se obsesione con retener a Hildy consigo), es la teoría de los Usos y gratificaciones. Esta teoría, de corte funcionalista (los efectos de los medios en el público son a corto plazo, no suponen un cambio de mentalidad que perdure en el tiempo), defiende la influencia de la audiencia en los medios de comunicación (en el caso de la película en la prensa), ya que esta les exige que cubran sus necesidades (informativas, de entretenimiento, etc...), por lo que los medios se ven presionados por proporcionarles gratificaciones satisfactorias que cumplan sus expectativas; de manera que entran en competencia entre ellos y con otras formas de gratificación.
De esta forma, si aplicamos esto al propio film, podemos ver cómo el director del Examiner está dispuesto a todo por conseguir la exclusiva más jugosa, para así agradar a los lectores más que los otros periódicos (es decir convertirse en la fuente principal de gratificaciones) y por tanto vender más ejemplares (sacar mayor beneficio). Por otra parte, el efecto de este sistema de Usos y gratificaciones se ve reflejado de nuevo muy bien en los diferentes periodistas de la sala de prensa quienes, cuando hacen una llamada para contar la nueva información a sus redactores, adornan y modifican ligeramente la realidad de los sucesos. Cada uno lo hace de forma distinta, en función del público objetivo del diario para el que trabajan, pero todos persiguen el mimo objetivo: conseguir la mejor historia, la más impactante y satisfactoria para los consumidores. En resumen, este modelo comunicativo empuja a los periódicos a volverse sensacionalistas (justo el tema que Wilder pretende satirizar y denunciar, por lo que, como dije al principio, opino que es el eje teórico sobre el que se fundamenta la obra).
Cabe destacar, que esta corriente surge en los años 70, década en la que esta producción se estrenó. De esta forma, podemos pensar que el director estaba influenciado por ella a la hora de realizar la película. Sin embargo, puesto que está basada en una obra teatral de los años 20, nos hace preguntarnos si este enfoque ya estaba presente en la historia original. De ser así, eso demostraría como los diferentes mecanismos de comunicación siempre se encuentran en la sociedad, en mayor o menor medida según el contexto histórico, social y político.
Por último, me gustaría añadir que los periodistas no se posicionan a favor de las fuerzas políticas, sino que las desacreditan a lo largo de todo el metraje.
La otra teoría que tiene más peso en el film, es la Hipodérmica, reflejada en las acciones del sheriff y el alcalde, quienes intentan, mediante la ejecución de Williams, hacer propaganda política a través de los periódicos, a los que constantemente (sobre todo el sheriff) están presionando, sugiriéndoles qué es lo que tienen que decir para convencer al pueblo de que son buenos candidatos. De esta manera, podemos observar claramente las características de esta corriente, tales como la pasividad de la audiencia y la omnipotencia de los medios (los electores supuestamente reciben la información y la asumen, sin tener ninguna opinión sobre ella); el control de los medios por parte de las fuerzas políticas y poderosas para manipular a las masas, que deben tener una respuesta homogénea, generalizada y que perdure en el tiempo (el alcalde y el sheriff esperan que lo contado por los periódicos cale en todos los ciudadanos de Chicago y los elijan de nuevo en futuras elecciones); la intencionalidad de la comunicación (buscan un efecto concreto, la persuasión) o su unilateralidad (es un modelo vertical de una sola dirección, los medios transmiten el mensaje a los receptores, que lo reciben como un estímulo, pero no reportan ningún tipo de retroalimentación hacia los emisores).
Es importante señalar, que la teoría Hipodérmica data de los años 20, etapa en la que se enmarca Primera plana, por lo que es muy normal y acertado que se plasme en ella el pensamiento de aquella época.
Para finalizar, indicar que, como ya dijimos al inicio, hay otras teorías que se pueden aplicar a esta película. Por ejemplo, la del Gatekeeper, que habla de cómo los medios controlan la información que llega a las personas. En el film, podemos ver como esto se pone en práctica cuando los periodistas de la sala de prensa, que van siendo testigos de los acontecimientos, deciden qué les conviene contar a su redacción y que no, actuando así ellos como un filtro (el gatekeeper) que decide, según sus criterios profesionales, que sucesos tienen mayor interés.

Primera baja
Como conclusiones finales, debemos decir que esta película tiene sus luces y sus sombras. Destaca, sobre todo, en el guion (por su respeto al material original y sus ingeniosas líneas, que le valieron una nominación a mejor guion adaptado) y en el ámbito interpretativo (gracias a el magnífico dúo cómico de W. Matthau y J. Lemmon, que recibieron varios premios y nominaciones a mejor actor), en el que, sin embargo, también encontramos la mayor carencia del largometraje, la cansina actuación de C. Burnett como Mollie Malloy.
También, es importante recordar una de las propiedades más características de este film: su marcada estética teatral, que tanto influenció a la excesivamente cuidada dirección de Wilder, quien se encargó de contener la narración exagerada que la historia pedía, para conseguir una apariencia agradable y un ritmo calmado, que recordara a una representación dramática (algo que él creía acertado, pero que perjudico a la cinta). Así, está la sala de prensa de la que los personajes entren y salen como si fuera un escenario, los diálogos no se solapan, la cámara es estable y se utilizan planos abiertos, con una cálida iluminación suave y cuyo montaje es sencillo y fluido.
Además, es interesante indicar cómo, sin centrarse mucho en ello, la película está basada principalmente en dos teorías de la comunicación: la de los Usos y gratificaciones, representada en las ambiciones de los periodistas por ser los más leídos, y la Hipodérmica, que se aprecia en los deseos del sheriff y el alcalde por controlar la opinión pública a través de los periódicos.
Asimismo, debemos mencionar la escasa pero acertada música que encontramos en la BSO. De esta forma, con apenas 4 canciones y 2 piezas musicales, Wilder consigue marcar el tono de la cinta y potenciar la narración de los momentos más simbólicos de la trama.
Sea como sea, Primera plana (1974) es un gran remake, que satiriza la corrupción del mundo del periodismo y la política en los años 20, aún vigente hoy en día. Cuestionada por ser una versión más de una historia ya contada, ha demostrado, como avalan sus numerosos galardones, que es una digna producción que, si bien supone un cierto bajón de calidad en la carrera del director, aún se mantiene como una gran comedia, digna de admiración y con la que, sin duda alguna, pasarás un buen rato.
BILIOGRFÍA:
Canby, V. (19, diciembre, 1974). Wilder’s uneven film of “Front page”: The cast. The New York Times. Recuperado de: https://www.nytimes.com/1974/12/19/archives/wilders-uneven-film-of-front-pagethe-cast.html
DeCine21. (n.d). Recuperado de:
Elbert, R. (1974). Billy Wilder on “The Front Page”.RogerElbert.com. Recuperado de: https://www.rogerebert.com/interviews/billy-wilder-on-the-front-page
Fotogramas (red.). (2008). Fotogramas. Recuperado de: https://www.fotogramas.es/peliculas-criticas/a2001/primera-plana/
Herreros, J. (2019). “Primera plana” (“The front page”, 1974), de Billy Wilder. Encadenados. Recuperado de: http://www.encadenados.org/rdc/todo-lo-demas/5152-primera-plana-the-front-page-1974-de-billy-wilder
López, J. (15 de mayo de 2011). Crítica de “Primera plana”, obra maestra de Billy Wilder. [Mensaje en un blog]. Recuperado de: https://www.factoriadelcine.com/2011/05/15/critica-de-%E2%80%9Cprimera-plana%E2%80%9D-obra-maestra-de-billy-wilder/
Play it again Dan. (29 de abril de 2016). Jack Lemmon: The Front Page (1974) [Mensaje en un blog]. Recuperado de: https://playitagaindan.wordpress.com/2016/04/29/jack-lemmon-the-front-page-1974/
WEBGRAFÍA:
FilmAffinity. (2002). Recuperado de:
JLP, J. (2013). NoSóloCine.net. Recuperado de http://www.nosolocine.net/critica-de-la-pelicula-primera-plana-1974-obra-maestra-de-billy-wilder/
Comments