Goodbye, Lenin!
- Diego Cárdenas
- 13 dic 2019
- 10 Min. de lectura

Ficha técnica[1]
Año: 2003
Director: Wolfgang Becker
Guión: Wolfgang Becker y Bernd Lichtenberg
Director de fotografía: Martin Kukula
Música: Yann Tiersen
Productora: X Filme Creative Pool
Actores principales: Daniel Brühl, Katrin Saß, Chulpan Khamatova, Maria Simon, Jürgen Vogel, Michael Gwisdek, Bughart Klaußner, Alexander Beyer, Florian Lukas, Hanna Schwamborn.



Sinopsis
En Berlín, unos días antes de la caída del muro, la madre de Alex, una comunista orgullosa, entra en coma. Al despertar ocho meses después con la salud muy frágil, su hijo hará lo imposible para que su madre no se entere de que viven en una Alemania reunificada y capitalista. Su objetivo es convertir su reducido entorno en un reducto anclado al pasado en el que su madre pueda vivir cómodamente. [2]
Creación, lanzamiento, premios y recepción
Wolfgang es un historiador que creció en una generación en la que el alemán se encuentra muy caricaturizado por el resto del mundo. Después de la Segunda Guerra Mundial, todos los medios, la cultura y las películas posteriores a la época retrataban esa faceta de Alemania y mascaban una y otra vez las mismas ideas. “Tempranamente yo fui de la opinión de que la generación de nuestros alemanes más jóvenes, que no tenían nada que ver con los nazis, tenían el derecho de emanciparse de la culpa.” (Becker, 2007)[3]. Por eso lo que pretende en parte Wolfgang al impulsar su proyecto, es hablar de una época de Alemania diferente, la cual casi no había sido explorada, una faceta con tantas cosas que contar que no merecía el silencio en el que se encontraba.
Estrenándose cerca de películas como Salvar al soldado Ryan (1998) y El pianista (2002), ambas grandes taquillazos sobre la Segunda Guerra Mundial, Wolfgang pretende poner las cartas sobre la mesa y contar una historia igualmente humana y conmovedora, situada en otra época, sacudiéndose así de ese relato que mantuvo (y quizás mantiene) Alemania durante mucho tiempo.
La película fue producida con 4.800.000 € de presupuesto y llegó a recaudar 79.384.880 €. Supuso un taquillazo mayormente en Alemania, pero también en el resto de Europa.
Fue ganadora del premio Ángel Azul a la mejor película europea, ganadora de siete premios de cine alemán, cuenta con una nominación a los BAFTA como mejor película de habla no inglesa y con ocho nominaciones a los Premios del Cine Europeo de las cuales ganó seis, incluyendo mejor película y director entre ellas.
Desde la fecha en la que la película se estrenó hasta ahora encontramos por la web variedad de críticas que suelen ser muy positivas, como es esta cita de Ángel Fernández Santos (2005), "Magistral comedia oscura de Wolfgang Becker, cada día más arriba en su escalada hacia la cumbre del cine alemán de ahora."
[1] Información obtenida de IMDb y Filmaffinity
[2] Sinopsis propia a partir de Filmaffinity
[3] Link al video de la entrevista en la bibliografía (min.33:00 – 33:29)
La sutileza y el descaro de Good Bye, Lenin!
Desde un punto de vista técnico, Good Bye, Lenin!, no destaca por encima de otras obras por su forma de expresarse, ya que lo hace de una forma sutil y diluida que puede no llamar la atención, pero desde luego sí que ser efectiva.
Empezando por los planos y el uso de las cámaras de Wolfgang Becker, vemos un uso muy académico de los mismos, con esto me refiero a: Planos descriptivos para describir, planos narrativos para relatar y planos expresivos para expresar. En momentos ocasionales que tildaremos de especiales este uso se trastoca un poco para jugar con lo que le cuentas al espectador. Como este plano con función expresiva, pero grabado desde lejos para simbolizar la distancia que le separa de su madre.

Pero un recurso que Becker explota muy bien en combinación con el anterior, es el de los movimientos de cámara. Durante toda su obra, raros son los momentos en los que la cámara se quede quieta durante mucho tiempo. Pasa del mínimo movimiento como es la ligera agitación de la cámara para darle naturalidad a las escenas, al gran movimiento que son enormes seguimientos y planos continuos sin apenas cortes que relatan el movimiento de manera sublime.
Respecto a la iluminación encontramos una narrativa muy clara, siempre será la responsable de contarnos cuan agobiante es un sitio o como de distendido es el ambiente en otro espacio, pasando por luces oscuras y duras en los primeros y luces claras y suaves en los últimos. Encontramos una escala muy buena sobre como de agradable es un sitio viendo los espacios por los que nos conduce la película, el del hospital, un sitio angustioso, donde las luces son tenues y al venir de halógenos crean sombras muy duras, es un sitio en el que no queremos estar. El término contrario al hospital sería el campo, donde la luz es suave y tiene mucha presencia, el ambiente es relajado y abierto, y nos invita a quedarnos relajados. Un ejemplo medio en esta escala de espacios es la casa. No nos agobia como lo hace el hospital pero no nos genera ese confort que sentimos como espectadores cuando los personajes se alejan de la ciudad. La iluminación se queda a medio camino entre un punto y otro, la iluminación en ocasiones puede ser la misma natural que la del campo, pero siempre entra recortada por las ventanas; o puede ser igual de artificial que la del hospital, pero nunca será ni tan dura ni tan fría.



Si la iluminación nos informa de cómo de agradable es un espacio, en esta película el color nos da información sobre otro concepto, aunque este sea mucho más concreto. El color, referido a la viveza y a la paleta nos divide lo que vemos en dos categorías: aquellas cosas que son de la Alemania oriental, serán representadas dentro de una paleta apagada y poco saturada que varía entre los verdes oscuros y los tonos marrones principalmente; sin embargo, lo proveniente de la cultura de la Alemania occidental, lo veremos en colores mucho más vivos, a veces incluso chillones. Esto responde a la naturaleza del atractivo de los sistemas capitalistas con la finalidad de captar tu atención representado en la obra mediante los colores.


Algo más que le aporta tanto peso como todo lo anterior a la narrativa de esta película es la música, compuesta por Yann Tiersen. Estas fueron sus interesantes palabras ante la pregunta de un entrevistador acerca de si “Good Bye, Lenin!” era la única película de cuya banda sonora se sentía orgulloso. “Es la única banda sonora original que he hecho en realidad. Mi madre estaba enferma en esos momentos y fue algo muy personal.” (Tiersen, 2015)
El compositor, nos cuenta que la situación de su madre es comparable con el de la madre del protagonista de la película a la que le pone banda sonora. Tiersen conocido también por la banda sonora de Amélie, es famoso por saber imprimirle a sus composiciones una gran expresividad para generar en el espectador fuertes sentimientos; esto, más la dura casualidad del estado de su madre, hacen de sus dieciocho canciones una adición única a la película y muchos la consideran el punto fuerte de la obra.
Todo lo explicado en este apartado técnico converge en una sola escena brillante y conmovedora, que se ha convertido en un icono dentro y fuera de la propia película. La escena de la madre saliendo a la calle por primera vez desde que sufrió el ataque al corazón y se despertó del coma, cuando el muro ya ha sido tumbado.
La caída del muro de Berlín y el cambio de todo lo que te rodea
Como cualquiera que haya visto la película o leído algo sobre ella se habrá dado cuenta de cómo de importante es el contexto histórico y todo lo que este supone para la película.
La caída del muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989, aparte de suponer el eje central de la trama, tiene muchas connotaciones en los personajes que de manera sutil se van desarrollando a medida que la película avanza.
Sabemos que antes de la caída, el gobierno de la RDA (República Federal de Alemania) se estaba volviendo cada vez más represivo, y los cuerpos del orden se volvían cada vez más violentos. Esto generó insatisfacción en una gran parte de los alemanes de la república, especialmente los jóvenes, que se comenzaron a manifestar. Grandes protestas surgen en Berlín, Leipzig y Dresde, el ciudadano quiere libertad y el gobierno no se la está dando, por eso muchos de ellos quieren cruzar el muro y comenzar sus vidas en el mundo libre. Por el lado opuesto, muchos ciudadanos, los más adultos, querían reformar el sistema sin abandonarlo, ya que se sentían apegados a él. Pamies, (2003) afirmó que “para mucha gente, fue más duro no ser comunista en países comunistas que serlo en países capitalistas”
El verdadero reto era mantenerse fiel a las ideas comunistas y socialistas, mientras tu gobierno las veja y es muy difícil hacer nada sobre ello, y además vas viendo como la gente que te rodea se cambia de bando y comienza a cambiar su ideología, porque claro, el gobierno es la ideología y la ideología es el gobierno, y para mucha gente eso era inseparable.
Si como espectador compartes las ideas socialistas, puedes verte acercado a las emociones de personajes como la madre de Alex, y compartir el malestar que te produce saber que lo mejor para la gente era cruzar el mundo y “venderse” al capitalismo.
Al caer el muro tanto la gente que quería cruzarlo como la que no, siempre y cuando viviesen en la parte Este, vio como su vida cambiaba por completo: Casi podemos llamar invasión a lo que hizo el capitalismo con la RDA, ya que esta se vio engullida en las formas de este nuevo sistema. Muchos ciudadanos estuvieron contentos con el cambio; pero este fue tan radical, abrupto y rápido que era difícil de asimilar. La unificación de Alemania se percibió poco para aquellos que vivían en el lado occidental, pero para el lado opuesto no podría haber sido más diferente. Desde los productos que comprabas día a día hasta la moneda que usabas cambian de un día para otro, trayendo consigo oportunidades para algunos, pero alienación y confusión para muchos.

Surge así el concepto de la “Ostalgie”, término con el que se denomina a la nostalgia del Este. Esta añoranza a la RDA y a su sistema parece basarse en dos motivos principales. En primer lugar, la economía, “Hay que recordar que casi un 50% de los trabajadores Este perdió su empleo después de la reunificación” (Marin, 2019). En segundo lugar, el problema es social e ideológico, ya que se empiezan a escuchar casos de violencia por partes de grupos neonazis a la población de la Alemania Oriental con motivos racistas, xenófobos y antisemitas desde el momento del derribe del muro; como vemos en este reportaje de la RTVE (2009) a una madre viuda de Dresde “http://www.rtve.es/alacarta/videos/en-portada/portada-ostalgie-nostalgia-del-este/617350/”.
La cultura de masas, el Gate-Keeping y el proteger a una madre
Al surgir el conflicto entre ambos lados del muro, y al empezar a manar las tensiones, parece crecer al mismo tiempo un conciliador común que disiparía las diferencias creadas.
El fútbol es un producto de la cultura de masas enormemente popular que triunfó y arrasó en el lado Este. La propia película ilustra esto muy bien, muchas familias compraron rápidamente su antena para poder sintonizar la televisión y poder ver los canales de la Alemania capitalista, en concreto el fútbol. Era el Mundial de Italia de 1990, y Alemania avanzaba y se iba posicionando cada vez más alto. Alemania se unificó por primera vez para celebrar algo en común cuando la Selección de fútbol Alemana se clasificó como ganadora. No sería hasta tres mundiales después, que se normalizase sacar la bandera alemana y estar orgulloso de tu país sin que se te tildase de nazi. Por eso el fútbol fue tan importante para la sociedad de los alemanes de la década de los noventa, ya que se presentó como pacificador y aplacador de esa Ostalgie.

Un concepto más centrado en la relación personal que desarrolla la película y menos el contexto histórico, es el de la falsa información que mantiene Alex hacia su madre cuando esta está enferma.
Para evitar que su madre vuelva a sufrir más ataques al corazón, y aprovechándose de que está débil y su entorno se ve forzadamente reducido a su cuarto, Alex aprovecha para construirle a su madre el mundo que ella hubiese querido, actuando como si Alemania no se hubiese capitalizado y como si el muro de Berlín siguiese intacto.
Podría relacionarse con el Gate Keeping, o con el Agenda Setting, pero creo que va bastante más allá, ya que sí, en cierto modo él es el que controla que noticias le hace creer a su madre y cuáles no, al igual que también le dice de qué cosas debe preocuparse o pensar ella; pero el fenómeno se expande mucho más al estar sosteniendo un mundo que ya no existe.
Los falsos reportajes, los niños haciéndose pasar por escolarizados comunistas, los pepinillos de antes de la caída; todo es un enorme montaje para proteger a una persona de noticias que cree que la dañarían. Al final la mentira cada vez es más difícil de mantener, y eventualmente termina por revelarse, porque la verdad, quiera Alex o no, se escapa de sus capacidades y al final resulta imposible proteger a esa persona a la que tanto quiere de lo que no quería que escuchase.
Conclusiones
Good Bye, Lenin!, es una película hecha con cuidado y cariño, llegando en el momento preciso para desbancar por un momento la trillada idea que se tenía de Alemania donde parecía que solo se había vivido la Segunda Guerra Mundial. Nos habla del periodo de las alemanias divididas, la caída del muro de Berlín y la unificación de las mismas. Y nos cuenta desde una perspectiva personal, la historia de una familia durante esos acontecimientos, el enfoque individualista de un acontecimiento histórico muy bien representado.
Se ganó las buenas valoraciones de muchos por su original narrativa, pero también por su sobresaliente dirección, iluminación y fotografía y banda sonora; donde cada apartado cuenta una parte esencial de la película, construye los ambientes y los personajes. El trabajo de Yann Tiersen como compositor es magnífico para fundar los sentimientos de la obra y transmitirlos al espectador.
Los medios de comunicación y la manipulación de los mismos juegan un importante papel para el avance de la trama, el personaje falsea las noticias para proteger a su madre, fácilmente consigue manipular la realidad en la que la sumerge para crear el reducto anclado en el tiempo, todo lo hace por amor. El amor a su madre desde luego, pero también el amor a un sistema que no sabe si quiere dejar ir por fin, y decirle adiós.
Bibliografía
IMDb. (1990).Wolfgang Becker. Recuperado de: https://www.imdb.com/name/nm0065615/
IMDb (2003). Good Bye, Lenin!. Recuperado de: https://www.imdb.com/title/tt0301357/? ref_=nv_sr_srsg_0
Filmaffinity. (2003). Good Bye, Lenin!. Recuperado de: https://www.filmaffinity.com/es/film213013.html
Becker, W. (2007). Una belleza más. AR TV: Chile. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=TwUkEVQ5IRA
Carbajosa, A. (2019). La herida identitaria del Este golpea Alemania. EL PAÍS.
Horkheimer, M. Adorno, T. (1944). Dialéctica de la Ilustración. España.
Lezzi, María Elena. (2017). El fútbol como fenómeno de masa. Universidad de Palermo.
Santos, A. F. (2005). 'Good bye Lenin!' y 'Billy Elliot'. EL PAÍS.
Tiersen, Y. (2015). Yann Tiersen: «La de "Good Bye, Lenin!" es la única banda sonora que he hecho en realidad». ABC Cultura.
Pamies, S. (2003). COPAS Y BASTOS 'Goodbye, Lenin!. El País Cataluña.
Paredes, N. (2019). 30 años de la caída del Muro de Berlín: "ostalgie", la nostalgia en Alemania por los tiempos socialistas en la antigua RDA. BBC, News Mundo.
Varios autores. (2009). En Portada- “Ostalgie”, nostalgia del Este. RTVE.es. http://www.rtve.es/alacarta/videos/en-portada/portada-ostalgie-nostalgia-del-este/617350/
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